Si bien es verdad que la historia de BMW comienza enfocada en la fabricación de motores de aviación, a lo largo de sus casi 100 años de vida pasa por distintas etapas hasta llegar a lo que hoy en día conocemos.
En 1917 el ingeniero jefe Max Friz es contratado para diseñar un propulsor que permita a los aviones volar más alto, y a pesar de no tener los planos técnicos acabados, el proyecto es vendido a una delegación de aviación nacional, y este enorme éxito motiva una reorganización en la empresa, empezando por su fundador, Kart Rapp, que decide marcharse.
En 1919 la compañía interrumpe su proceso de producción debido al nuevo Tratado de Versalles, que prohíbe fabricar motores para aviones. Es por esto que BMW decide probar suerte con las motocicletas, y en menos de 10 años se adentrarán en el mundo del automóvil que conocemos hoy en día.
Será en 1929 cuando la historia de BMW empiece a parecerse más a la marca que conocemos. El éxito del Austin Seven “Dixi 3/15 PS” ayudó al sostenimiento de la empresa durante los duros años de la Depresión, y distintos avances y desarrollos en el modelo serán claves para la Alemania de acero. En 1934 presentan el modelo 315/1 que marcará el inicio de la imagen deportiva que conocemos de BMW. Gracias a mejoras en su propulsor, o a su bastidor monoviga, este deportivo biplaza de aluminio marcará un antes y un después en la historia de BMW.
Durante la década de los `40 y una vez terminado el conflicto bélico, BMW se ve obligada a empezar su producción desde cero en la planta de Eisenach, cosa que no llega a conseguir hasta 1951, año en el que presentan el “Ángel Barroco”, su interior desborda actitud innovadora, mientras que por fuera sigue siendo fiel a la línea que hasta entonces caracterizaba a la marca alemana.
El coche más vendido de la década de los `50 se convierte en el símbolo del desarrollo tras una guerra, y éxito tras éxito, en 1956 Albrecht Goertz diseña uno de los deportivos más ambiciosos de BMW, elaborado casi completamente a mano, buscando la exclusividad que pedía cada cliente.
A lo largo de 1960 son muchos los cambios que experimenta BMW, con un nuevo modelo deportivo al que se le añade “inyección”, sinónimo de potencia; O las nuevas berlinas 2500 y 2800, pero sin duda es el mercado de las dos ruedas donde se sucede el boom, y es que la motocicleta se convierte en un vehículo para el ocio y el deporte.
A partir de 1970 y hasta principios de los `90 el consejero delegado de la compañía, Eberhard Von Kuenheim, deja su huella haciendo que las ventas se multipliquen casi un 200%. La producción de automóviles y de motocicletas crecerá de manera desmesurada, y por consiguiente también lo hará la plantilla de trabajadores.
Pero sin duda, algo que siempre ha acompañado a esta marca alemana y que forma parte de la historia de BMW es su entusiasmo por el diseño, el cual marca tendencia para muchas marcas a la hora de lanzar un modelo, además de su más que conocido eslogan “¿Te gusta conducir?”, BMW despierta pasión entre los conductores más sibaritas, que al arrancar cualquiera de sus motores sienten la magia de BMW.